Texto experimental. Difícil. Intenso. Porque ataca los fundamentos del sentido, no se puede encontrar en ninguna forma: hay una progresión de imágenes que hacen recordar a un guión cinematográfico; evita la numeración de las páginas ubicando en su lugar una barra de progreso que se va cargando hasta el límite; la caja del texto de la prosa está comprimida y en continuo desplazamiento respecto de los ejes que marcan el centro de la hoja sin terminar de encontrar su lugar; porque experimenta con la forma, se podría decir con ligereza que pertenece a la poesía, pero no hay que confundir, su búsqueda no pasa ni por la belleza ni por el canto (que en última instancia tocan sin modificar nada). Su pregunta es otra:
¿Qué define qué es humano y qué no? ¿Qué experiencias están dentro de lo pensable? ¿Cuáles son los límites del género, del cuerpo? ¿Qué sucede con este cuerpo (físico pero también del texto) cuando no se comprende dentro de los marcos de la ley? Acá hasta los pájaros dan asco. Fragmentos, jirones atrapados en la hoja de la cuchilla normalizadora de la ley. Tal vez por eso el texto termine con una amputación: allí donde el sistema y su lenguaje agarra el cuerpo y no lo suelta, habrá que cortar por lo sano.