¿En cuántas voces se puede parir? La pieza era compartida, un poemario breve y compacto que aborda el desgarro que implica, también, maternar. Porque quien hace un hijo, hace la vez un vacío y allí nacen dos orfandades, la del hijo, la propia. Nada sabemos pero lo hacemos: primerizas, entre telas y armarios y triciclos perdidos, colchones en el suelo y habitaciones compartidas, con la distancia corpórea de ajenos, totalmente afuera del rito y con retazos de ternura, de miedo, fideos y amor visceral, lo hacemos, lo hicimos, lo hemos hecho.
Eliana Navarro